ATENCIÓN: Mis reflexiones son tan atropelladas como lo soy yo cuando cuento algo. ji

sábado, 26 de abril de 2008

Mudanza... parte 1


Hoy, cuando desperté cerca de las 11 de la mañana, sentí un impulso muy grande de hacer algo por mi casa -creo que fue en parte porque me desperté muy tarde y por otra parte, por la culpa de no hacer nada nunca- y me decidí a barrer la sala-comedor, mientras lo hacía me dije a mi misma: Ingrid es hora de que te mudes a tu cuarto.
Durante este tiempo dormía con mi madre víctima de una mamitis crónica que se me complicó con una adicción severa a marmotear en su cama hasta altas horas de la noche viendo series. Es que quien resiste la tentación cuando el motor de tu adicción está al alcance de tus manos, ¡vil control remoto!.
Todo comenzó cuando por falta de cuartos dormía con mi hermana Laura, quien se movía toda la noche y yo terminaba relegada a la esquina de mi cama, asustada de tanto golpe (patadas, codazos, caderazos, etc.). Esa situación -fuera de las conversaciones nocturnas que extraño mucho- me llevo a pedir asilo político a mi madre, así que me fui a dormir con ella llevando mis chécheres a cuestas. Era algo así como regresar al vientre materno, mi mamita me engreía por las noches y me despertaba con cariño por la mañana: NATI!! TE ESTAS HACIENDO TARDE PARA IR A LA UNIVERSIDAD!! (y ese día no tenía clases grrrr).
Cuando reuní las fuerzas necesarias para volver a mi cuarto mis hermanas se habían mudado, mi abuelita había fallecido, y le dije a mi madre "el fin de semana me voy de tu cuarto" ella me miró con una carita triste (de esas que no puedes resistir) y me dijo: tan pronto? Entendí que habían sido demasiadas pérdidas en muy poco tiempo, así que lo dejé pasar y pasar.
Finalmente, hoy 26 de Abril de 2008 me decidí a cruzar el pasadizo y encontrar la tierra prometida. Empecé a arregla lo que será mi chiquimorada, a reírme y llorar con tantos recuerdos, a acomodar mi pasado en cajitas con rótulos: Cajita de mis recuerdos, cajita de Andrés, cajita de Luis... damn!! falta cajita de Hideki (urge buscar la cajita). Saqué las novelas que compré el año pasado de sus bolsas y las coloqué en mi repisa, guardé las fotocopias de lo leído el 2007 para mis cursos en una caja grande de panetón y barrí un poquito.
Estaba llena de polvo y con la cara sucia cual canillita, cuando suena mi celular y Dieguito me dice: “puedo pasar por tu casa?” y yo contenta le respondo que “sí”. Llegó y nos pusimos a conversar, le mostré con orgullo la hazaña que estaba emprendiendo -inflando mi pechito porque para mí es un paso importante esto de abocarme a la tarea de ordenar- y vio mis cajitas, mi desorden y, en resumen, mi vida colocada caóticamente sobre la cama y tirada por los suelos.
Luego nos sentamos en la sala a seguir conversando -si no lo sacaba de mi cuarto lo ponía a ordenar conmigo- y llamó mi amigo Gonzalo (alias Chalo): “habla flaca!! unas chelas!”. Mi amigo llegó con un vinito en una bolsa de Metro y nos lo zampamos entre los tres, mientras conversábamos de todo un poco.
Así terminó la primera parte de mi mudanza, con un vinito y una conversa linda con dos personas que quiero mucho. Mañana termino lo empezado porque la verdad no quiero hacer de esto una trilogía. Nos vemos mañana.



me ayudo en los intentos de Edición Javier Bendezú, para conocer más sobre él visiten su blog.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pásame la voz cuando te mudes de casa para tomarnos un par de cajas. Más o menos esa debe ser la relación alcohol-mudanza.