ATENCIÓN: Mis reflexiones son tan atropelladas como lo soy yo cuando cuento algo. ji

jueves, 3 de julio de 2008

Que rica lluvia!!

Advertencia: Este artículo no fue publicado el día en cuestión porque mis finales de fin de carrera no me permitieron hacerlo hasta hoy (Aún sigo en finales, pero he decidio darme un tiempo para hacer esto).



Era la tarde del miércoles 25 de Junio, y de pronto una llovizna empezó a caernos encima. Cuando salí de mi casa rumbo a Miraflores la sentí acariciarme el rostro por unas breves cuadras y mientras esperaba el micro, me limpiaba de muchas desilusiones mientras lo hacía.
En el micro vi subir a una señora con un paraguas y pensé: Que mujer tan exagerada!! Pero cuando llegué a Miraflores (ya era de noche) me di cuenta que mas bien se trataba de una mujer muy prudente.
Salí de la casa de mis hermanas para encontrarme con un amigo que me iba a entregar un dinero (Gracias Chini te pasaste! eres lo máximo!). En el camino hacia allá me veías como una loca putamadreando a diestra y siniestra por cada gotita que me caía directamente en el ojo, y debo haberlo hecho muy fuerte porque la gente volteaba y me miraba mientras yo me frotaba los ojos. De pronto esa rabia se transformó en risa, empecé a reírme de mi misma, de los "Puta Madre!" lanzados al aire gratuitamente y empecé a disfrutar mi caminata solitaria por las calles, la lluviecita y de mi renovada soltería. Así fui dando muchos pasos hacia la tienda donde me esperaba mi amigo.
Debo confesaros que en el camino, en un pequeño instante, mientras veía a una pareja muy tierna -ganas me sobraron de arrojarlos bajo las ruedas de un trailer- me dio un poquito de nostalgia, era una lluvia riquísima para pasear sola, pero hubiera sido igualmente rica de haber caminado de la mano con alguien.
En fin, llegue a la tiendita del mal hecha un mar, estaba empapada. Luego de ver a mi Chini tenía que volver al hogar de mis hermanas para encontrarme con otra persona. Pero definitivamente, aunque la lluvia estaba deliciosa, no me iba a lanzar a mojarme más. Así que llame por celular y le dije: te parece si nos encontramos en la puerta de Saga?
A los minutos llegó G a recogerme en su carro y nos fuimos por allí dentro de su volkswagen a conversar, nos estacionamos y empezamos a conocernos nuevamente.


A G no lo veía hace mucho, recuerdo aún cuando eramos un par de bestias irresponsables cuando nos conocimos en el 2001. En esta ocasión eramos dos personas distintas, él ya egresó de la universidad, es abogado y trabaja en un estudio. Yo egreso ahoritita en Julio, tengo miles de proyectos en la cabeza y muchas ganas de empezar a desarrollarlos ya. Ya no somos los irresponsables que solíamos ser. Pero además había algo nuevo y a la vez antiguo: un viejo gusto que ambos habíamos sentido en algún momento el uno por el otro se había renovado, ahora también sentíamos ese gustito pero hacia las nuevas personas que somos.

Siento que este día la lluvia y la compañía, que no podía ser mejor, hicieron que dejara atrás muchas cosas y que empezara a ver nuevamente con optimismo el futuro.
La verdad es que no sé bien a donde me dirijo, no estoy buscando nada en particular, quizás por fin pueda disfrutar de los momentos deliciosos que la vida pone a mi disposición sin darle tanto trámite. La lluvia hizo que confirmara algo que me encanta, que es poder disfrutar de todo en la vida, lo bueno y lo malo, lo alegre y lo triste, que cada sensación y sentimiento nos traen más colores y que es grato vivir en un mundo colorido.



Cuando era chiquita solía cantar esta canción. lluvia... mil horas... perro!!!


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