ATENCIÓN: Mis reflexiones son tan atropelladas como lo soy yo cuando cuento algo. ji

miércoles, 29 de agosto de 2007

La herida que nunca se cura


Ya han pasado cerca de 9 meses, el dos de setiembre se cumple un mes más de tu ausencia, de tu partida. Te fuiste y sin embargo te has quedado, nunca he dejado de pensar en ti, siempre con ese dolorsito punzandome finito el corazón. El pasar por el parque y ver tu ventana, a lo lejos y saber que lo único que mantiene de tí es la Vírgen del Cármen; ese cuarto ahora tiene juguetes, una computadora y un vacío enorme.
Julita, te fuiste un dos de diciembre, un día sábado y desde ese día me he aferrado a tu recuerdo, a los momentos que puedo capturar en mi memoria y que me obligo a recordarlos siempre, no vaya a ser que los olvide. Te veo en ellos, como una película, pero podría jurar que recuerdo exáctamente como olías, como se sentía tu piel cuando te hacía cosquillas, cuando agarraba tu manito y la estrechaba entre las mías.
Te prometí que mi primera hija se iba a llamar Julia y lo cumpliré, porque además de ser tu nombre, es un nombre fuerte, es un nombre que me hace recordar lo que en esencia eras.
El vacío no cesa, el dolor tampoco. tu nos enseñaste a ser fuertes, fuiste la raíz más fuerte de nuestro matriarcado, de ti aprendí a caer, levantarse y llorar después.
Han tenido que pasar nueve meses para que pueda escribir de ti, para que pueda decirle al mundo que me duele tu ausencia cada día, no me quejo Julita, no pienses que estoy muy mal. Creo que cada lágrima que brota de mis ojos es un tributo a lo profundo que lograste entrar en mi.
Ya no estás, es cierto, pero serás por siempre mi ejemplo. De ti queda mucho en mi madre que adoro con toda el alma, que también me recuerda que somos fuertes y que siempre iremos hacia arriba, siempre hacia arriba, hasta las estrellas.
Fuiste una mujer que se adelantó a su época, fuiste una vanguardista Julita, yo humildemente espero poder hacia el final de mis días sentir que soy digna de ser una rama del árbol que forjaste a fuerza de trabajo duro y parejo, de soledad y de empeño.
Estas palabras te las dedico a ti Julita, mi cuchu cuchu, y espero que en cielo también puedan leer mi blog para que sepan cuanto te amo. Te imagino feliz, tejiendo rapidito como me enseñaste y conversando todo el tiempo con tus amigos y tus hermanos, con la abuelita Elisa y con mi hermana Tanita.
Te adoro mi Julieta y siempre arriba, arriba hasta las estrellas.
Hace algún tiempo atrás te dediqué "When you believe" y sigo creyendo que Dios me concedió un milagro, el milagro de tenerte en mi vida, de conocerte. Seguiré siendo tu Perú y tu maymalay.


No hay comentarios: